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El espejo americano del nazismo: eugenesia y supremacía blanca en Estados Unidos antes de la Segunda Guerra Mundial

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Eugenesia Americana

Introducción: un laboratorio de ideas peligrosas

Antes de que el mundo conociera el horror del nazismo, ya existía en Estados Unidos un ambiente intelectual y político donde el racismo no solo era tolerado, sino considerado “científico”.
Entre 1900 y 1930, las teorías eugenésicas, la segregación racial y la idea de una “raza superior” formaban parte del discurso público.
Médicos, académicos, empresarios y legisladores promovían políticas de “mejoramiento humano” y “defensa de la pureza racial” con el mismo entusiasmo con que se hablaba del progreso o la industrialización.

En ese contexto, Estados Unidos se convirtió, sin proponérselo, en un modelo para la Alemania nazi.
Los nazis vieron en las leyes, prácticas y teorías estadounidenses una fuente de legitimidad y un ejemplo de cómo institucionalizar el racismo en una sociedad moderna.

Las raíces intelectuales: de Darwin a la eugenesia

La eugenesia nació en la segunda mitad del siglo XIX como una extensión mal interpretada de la teoría de la evolución.
Su creador, Francis Galton, sostenía que la herencia biológica determinaba el carácter, la inteligencia y la moral.
Si se podía seleccionar a los mejores animales, ¿por qué no hacer lo mismo con los humanos?

Francis Galton

La idea se difundió rápidamente entre las élites de Europa y Estados Unidos.
Para muchos, ofrecía una justificación científica al orden social: los ricos eran exitosos porque eran genéticamente superiores, mientras que los pobres, los enfermos o los delincuentes eran resultado de una “mala herencia”.

En Estados Unidos, esta idea coincidió con una época de expansión económica, miedo a la inmigración y fuertes tensiones raciales.
El país buscaba una identidad homogénea frente a millones de recién llegados: italianos, judíos, irlandeses, griegos, polacos, chinos, mexicanos.
La eugenesia ofrecía una “solución elegante”: controlar quién debía tener hijos y quién no.

La ciencia al servicio del prejuicio

A comienzos del siglo XX, la eugenesia se institucionalizó.
En 1910 se creó el Eugenics Record Office (ERO), bajo la dirección del biólogo Charles Davenport y su asistente Harry H. Laughlin.
Desde allí se redactaban leyes modelo, se recopilaban genealogías de familias “degeneradas” y se proponían medidas para “limpiar la población”.

Grandes universidades —Harvard, Yale, Stanford, Princeton— enseñaban cursos de eugenesia.
Los estudiantes analizaban gráficos donde se clasificaba a las personas por “raza” y “nivel mental”.
Las revistas científicas publicaban artículos sobre “pureza racial” y “mejoramiento genético”, sin ningún tipo de cuestionamiento ético.

El lenguaje era técnico, pero el mensaje era simple: la raza blanca debía reproducirse más, y las demás menos.
Bajo ese discurso, el racismo se transformó en una política de salud pública.

Las leyes de esterilización: el cuerpo como propiedad del Estado

El primer paso concreto fue el control del cuerpo.
En 1907, el estado de Indiana aprobó la primera ley de esterilización forzada del mundo.
Permitía operar a “criminales, idiotas, locos y débiles mentales” para impedir que tuvieran hijos.

En los años siguientes, más de 30 estados adoptaron leyes similares.
En California, el programa fue tan amplio que superó las 20 000 operaciones en dos décadas.

El caso que legitimó todo el sistema fue Buck v. Bell (1927).
La joven Carrie Buck, internada por supuesta “debilidad mental”, fue esterilizada con autorización del Estado.

Carrie Buck


La Corte Suprema, en una decisión de 8 a 1, confirmó la legalidad de la medida.
El juez Oliver Wendell Holmes resumió el espíritu de la época con una frase escalofriante:

“Tres generaciones de imbéciles son suficientes.”

A partir de entonces, el gobierno tenía derecho a decidir quién podía o no reproducirse.
La biología se convirtió en un instrumento político.

La Ley de Inmigración de 1924: racismo como política nacional

La Ley Johnson-Reed de 1924 fue otra consecuencia directa de la eugenesia.
Estableció un sistema de cuotas que favorecía la inmigración de países del norte de Europa —Inglaterra, Alemania, Escandinavia— y restringía severamente la de Europa del sur y del este.
Los asiáticos quedaron prácticamente excluidos.

El argumento oficial era “preservar la composición racial del pueblo estadounidense”.
Sus autores, entre ellos el propio Harry Laughlin, usaron datos eugenésicos para justificar las cuotas.
El Congreso los aprobó sin mayores debates: la idea de que ciertos pueblos eran “menos deseables” ya era de sentido común.

La ley tuvo consecuencias profundas.
Durante los años 30, cuando los judíos huían de la persecución nazi, Estados Unidos cerró sus puertas a la mayoría de ellos.
Los refugiados europeos encontraron más obstáculos en la tierra que había inspirado las leyes raciales alemanas.

El Klan y el nacionalismo racial

En paralelo, la segunda ola del Ku Klux Klan alcanzó una influencia sin precedentes.
Fundado originalmente tras la Guerra Civil, el Klan resurgió en 1915, impulsado por la película The Birth of a Nation, que lo retrataba como héroes patrióticos.
El mensaje caló hondo: entre 1920 y 1925, el Klan tuvo más de cuatro millones de miembros.

No era un grupo marginal: sus filas incluían políticos, jueces, policías y maestros.
En estados como Indiana, Oklahoma y Colorado, el Klan controlaba gobiernos enteros.
Sus enemigos no eran solo los afroamericanos, sino también los inmigrantes católicos, judíos, comunistas y cualquiera que no encajara en el ideal “americano blanco y protestante”.

Ku Kux Klan

El Klan combinaba violencia y propaganda.
Organizaba marchas con antorchas, mítines masivos y hasta programas de beneficencia para ganarse apoyo popular.
Su lema era simple y brutal:

“100 % Americanism.”

En su visión, los Estados Unidos eran una nación cristiana destinada a mantener la supremacía blanca.
La eugenesia les daba la “justificación científica” que necesitaban.

El papel de las élites económicas y científicas

La eugenesia no fue un movimiento de masas ignorantes, sino un proyecto de las élites.
Grandes empresarios, filántropos y universidades la financiaron.
Fundaciones como Carnegie Institution y Rockefeller Foundation invirtieron millones en investigaciones sobre genética humana.

La Fundación Rockefeller, por ejemplo, financió directamente a científicos alemanes que luego trabajaron con el régimen nazi, entre ellos al genetista Ernst Rüdin, figura central del programa de esterilización del Tercer Reich.

El ideal de “mejorar la humanidad” se presentaba como progreso, no como crueldad.
Los periódicos publicaban artículos sobre “niños perfectos” y concursos de “familias aptas” en ferias estatales.
El mensaje era claro: ser blanco, sano y obediente era ser ciudadano modelo.

La admiración nazi por el modelo estadounidense

Cuando los nazis llegaron al poder en 1933, muchos en Alemania ya conocían las leyes y teorías estadounidenses.
Juristas del Ministerio del Interior alemán estudiaron los textos de Harry Laughlin y los fallos judiciales de Estados Unidos para diseñar sus propias leyes raciales.

El mismo Hitler, en Mein Kampf, elogiaba a América por su capacidad de “mantener la pureza racial mediante leyes de inmigración”.
Los nazis veían en Estados Unidos una sociedad avanzada que había sabido combinar democracia con racismo institucional.

El resultado fue la Ley para la Prevención de Descendencia con Enfermedades Hereditarias de 1933, que ordenaba la esterilización obligatoria de personas con “defectos genéticos”.
En los primeros años, más de 400 000 alemanes fueron operados bajo ese programa.

La inspiración era innegable.
Cuando los médicos nazis fueron juzgados en Núremberg, su defensa fue simple:

“No hicimos nada que Estados Unidos no hubiera hecho antes.”

El German American Bund: nazismo en suelo estadounidense

A mediados de los años 30, el nazismo dejó de ser una curiosidad europea para convertirse en una presencia real dentro de los Estados Unidos.
El German American Bund, fundado en 1936, reunió a miles de simpatizantes pronazis, principalmente descendientes de alemanes.

Su líder, Fritz Julius Kuhn, se presentaba como el “Führer americano”.
Organizaba campamentos juveniles donde se enseñaban canciones alemanas, ejercicios paramilitares y discursos contra los judíos.

El evento más impactante fue el mitin de 1939 en el Madison Square Garden, Nueva York.
Veinte mil personas aplaudieron mientras banderas estadounidenses y esvásticas decoraban el estadio.
Kuhn habló de “una América blanca y cristiana”, denunciando la “amenaza judía y comunista”.

German American Bund

El FBI comenzó a vigilar al Bund, pero no actuó hasta después del inicio de la guerra.
Para entonces, el daño ya estaba hecho: el nazismo había tenido su capítulo americano.

Racismo institucional: leyes, segregación y violencia

El racismo no era exclusivo del sur, pero allí tenía su forma más brutal: el sistema Jim Crow.
Desde finales del siglo XIX, estas leyes separaban legalmente a blancos y negros en todos los ámbitos de la vida pública.
Escuelas, trenes, hospitales, parques, fuentes de agua: todo estaba dividido.

El fallo de la Corte Suprema en Plessy v. Ferguson (1896) había declarado constitucional la doctrina de “separados pero iguales”.
En realidad, significaba “separados y desiguales”.

Miles de afroamericanos fueron víctimas de linchamientos y violencia racial.
Entre 1880 y 1940, más de 4 000 linchamientos documentados ocurrieron en el país.
Las fotos de los cuerpos colgados se vendían como postales.
Era una forma de terror público para mantener la jerarquía racial.

Mientras tanto, los científicos hablaban de “tipos raciales inferiores”, y los políticos aprobaban leyes de “pureza de sangre” que prohibían los matrimonios mixtos.
En algunos estados, hasta el 15 % de los matrimonios fueron anulados por razones raciales.

Las corporaciones y figuras influyentes

El racismo no era solo cultural o científico; también era económico.
Algunos de los empresarios más poderosos de Estados Unidos simpatizaban con el régimen nazi o compartían su visión del mundo.

El caso más conocido es el de Henry Ford, fundador de la Ford Motor Company.
Además de ser un industrial innovador, Ford publicó un periódico, The Dearborn Independent, donde difundía teorías conspirativas sobre los judíos.
Su serie de artículos “The International Jew” fue traducida al alemán y distribuida por el Partido Nazi.
Hitler admiraba tanto a Ford que colgó su retrato en su oficina y le otorgó la Cruz del Águila Alemana en 1938.

Henry Ford

Otros gigantes industriales como IBM, General Motors y Standard Oil mantuvieron relaciones comerciales con Alemania antes y durante los primeros años del nazismo.
En la práctica, el dinero estadounidense ayudó a fortalecer la maquinaria de guerra que luego devastaría Europa.

La caída del prestigio eugenésico

A fines de los años 30, algunas voces comenzaron a cuestionar la eugenesia.
Los escándalos por abusos médicos y la creciente simpatía de los nazis hacia la “ciencia americana” encendieron alarmas.
Sin embargo, el movimiento no desapareció hasta después de la Segunda Guerra Mundial.

Paradójicamente, los mismos científicos que antes defendían la esterilización forzada comenzaron a hablar de “genética médica”.
El lenguaje cambió, pero muchas de las ideas sobrevivieron bajo otra apariencia.

Conclusión: el espejo que América no quiso mirar

Antes de que el nazismo horrorizara al mundo, Estados Unidos ya había experimentado su propia versión intelectual del racismo sistemático.
La diferencia es que en lugar de campos de concentración, tuvo leyes, universidades, tribunales y discursos respetables.

La eugenesia estadounidense proporcionó al Tercer Reich la justificación científica y legal que necesitaba.
Y aunque el país nunca adoptó una dictadura, permitió que el racismo se integrara a su estructura política, económica y cultural.

El nazismo no copió la democracia americana; copió su capacidad para disfrazar la discriminación con leyes y estadísticas.
Ese es el verdadero espejo que la historia nos obliga a mirar.

Fuentes consultadas
  1. United States Holocaust Memorial Museum – Eugenesia en America
  2. History.com – Cómo los nazis se inspiraron en las leyes de Jim Crow
  3. History News Network – Las horribles raíces estadounidenses de la eugenesia nazi
  4. United States Holocaust Memorial Museum – El antisemitismo y “El judío internacional” de Henry Ford
  5. Wikipedia – Mitin Nazi en el Madison Square Garden (1939)
  6. Wikipedia – Carrie Buck
  7. Wikipedia – Oficina de Registro de eugenesia (ERO)
  8. Biography.com – Francis Galton

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