Justicia a la Mexicana caso: Hipolito Mora | Round 2

Hipolito Mora

Hipolito Mora

En Mayo de el 2014 escribi sobre nuestra «justicia» Mexicana y use el caso de Hipolito Mora como ejemplo pues ahora vuevo a escribir sobre su segunda encarcelacion y liberacion.
Es por demas evidente que en nuestro pais no existe la justicia. Simple y sencillo.
Y cualquier persona que me quiera convencer al contrario que me explique porque no hay culpables en el incendio de la guarderia ABC, Linea 12, el desfalco en varios estados hecho por gobernadores, como puede estar libre Raul Salinas aun cuando se reconoce que se robo dinero, no hubo culpables por la crisis de 1994 (FOBAPROA), el hijo de Fausto Vallejo en la carcel pero su padre sigue operando y esos son de los que me acorde en 60 segundos hay muchos mas.

En fin escribo de nuevo el texto de la entrada original.

Hola de nuevo.

En esta ocasión quiero hablar sobre nuestro sistema de justicia.
Ya lo e dicho en otras ocasiones que en México el sistema de justicia no funciona. En nuestro país no se busca a el culpable de el delito solo a quien cumpla la condena, en mi país no se necesita ser culpable para ser acusado ni se necesitan pruebas en tu contra para pasar un tiempo en el tabiro.

Primeramente no hablo a favor de nadie ni en contra no son opiniones de nadie mas sino miás, y no escribo por querer condenar a alguien en especifico o querer alabar a alguien mas todo lo que escribo es de mi opinión y mi pensamiento.

Ya todos conocen y han escuchado sobre las autodefensas en Michoacan y sobre la persona que inicio este movimiento Hipólito Mora.
Un juez federal dicto el auto de formal prisión en su contra acusado de homicidio calificado ya que supuestamente había elementos suficientes para establecer su coparticipacíon en los homicidios de Rafael Sánchez Moreno “El Pollo” y José Luis Torres Castañeda.
Después de esto al botellón.
Y días después pa las rejas con todo y chivas por falta de pruebas.

Como ya lo dije no estoy a su favor ni escribo por apoyarlo solo uso su caso como una muestra de nuestro sistema de justicia. En nuestro país la justicia no se expide de acuerdo a la ley se expide según convenga o según quiera a una persona.
En México no se necesitan pruebas que comprueben tus delitos solo se necesita que alguien te apunte con el dedo una autoridad que le haga caso y listo ya eres un delincuente.
A mi un individuo me puede acusar mañana de robar, asesinar o algún delito que se le ocurra y si una autoridad le toma la palabra no necesitan pruebas que respalden mi responsabilidad en ese delito solo una acusación de cualquier persona y listo derecho a chirona.
No me crees? miraste Presunto Culpable? en ese documental una persona estaba en la cárcel por una acusación de un individuo y no existían otras pruebas que probaran su responsabilidad sin embargo estaba encarcelado.
Con Hipólito Mora es lo mismo. Se le encarcela y después no hay pruebas suficientes se puede usted ir pero los días en prisión ya te los echaste.
Recalco no estoy a favor de este individuo pero si en nuestro país el sistema de justicia se usa como un arma política no hay justicia se usa la ley a el antojo o conveniencia de alguien.
Hoy fue Hipólito Mora pero mañana puede ser cualquier otra persona, tu o yo, un hermano, un tío, tu padre, tu hijo, tu esposa.
El hecho de que nuestro sistema de justicia no se rija por la legalidad sino por el antojo de alguien es el motivo por el que Raúl Salinas de Gortari, Romero DesChamps, Humberto Moreira y otras joyitas mas están libres mientras que el protagonista de Presunto Culpable estaba en el tabiro por una acusación de un individuo, sin pruebas físicas.
Por la falta de garantía en la justicia de nuestro país Hipólito Mora puede pasar unos días en prisión y después fotografiarse con su “enemigo” con la autoridad de por medio como una bonita familia, cuando el poder de el estado es mas grande que el poder de la ley no puede haber justicia.
Cuando tu como individuo no te puedes enfrentar uno a uno contra el estado el sistema esta roto, cuando tu como individuo puedes ser manipulado por el sistema no existe la democracia, cuando la justicia se rige por el capricho de las autoridades y no por las leyes el sistema no tiene sentido.
Y de nuevo cuando no se busca quien la hizo sino quien la va a pagar, cuando no se necesita ser culpable para pagar por el delito la ley pasa de ser una protección a una ruleta rusa y nadie sabe en que momento te pueda tocar o a quien le pueda tocar.

Lo mas triste es que no a cambiado nada desde que escribí lo anterior originalmente en Mayo de el 2014 solo el supuesto delito y que lo encarcelaron y liberaron junto con otros.
Me sigue pareciendo de miedo el que te pueden entambar sin pruebas, hay nomas mientras se averigua si eres o no culpable. Y asumo que no es culpable porque esta libre y asumo que no había pruebas por lo mismo y asumo que lo encerraron por algún motivo otro que la justicia porque no tengo otra manera de explicarme el que encierres a alguien para después dejarlo libre. DOS VECES…
El sentido de nuestra justicia Mexicana es que no hay sentido, es una ruleta rusa y hay de ti si te toca el plomazo.

Y sin tener relación pero desde una vez lo digo;
Prepárense para la crisis económica que creo que se nos viene encima. EPN no supo manejar la economía y se nos vienen las consecuencias de no tener producción interna y querer crecer dependiendo de otros.
Un reconocimiento a todas esas bellas damas que le gritaban a ese atractivo candidato copeton «Peña, bonbon te quiero en mi colchón» en parte gracias a ustedes todo México esta recibiendo una cojida no solo ustedes.

Mexico, el pais de las ilusiones.

Enrique Peña Nieto "El Copeton de Atlacomulco"

Enrique Peña Nieto «El Copeton de Atlacomulco»

Hola de nuevo.

Una vez mas quiero opinar sobre la polaca de mi país así que para no perder el tiempo ahí va.
Habiendo ya logrado muchas de las reformas que quería nuestro presidente «El Copeton de Atlacomulco» me queda el mal sabor de boca de que de nueva cuenta no nos va a servir de mucho para que el país tenga un avance importante en cuanto a la economía de los mas pobres.
Y el motivo… la no transparencia de el gobierno.
¿Y donde quedo la reforma para terminar con la corrupción?
Se hicieron un gran numero de reformas que eran necesarias pero… ¿y la corrupción? ¿O se cree que se puede tener éxito con el cambio que producirán las reformas mientras todos le meten mano a el país por todos lados sin haber quien los castigue? ¿Ya no hay narco? ¿Ya no hay muertos por el narco?
Me incomoda y entristece el que el PRI de mi infancia esta de vuelta en Los Pinos. Para todos los que tengan menos de 30 años y que quizá no recuerden el actuar de los presidentes Priistas pues sean bienvenidos a el pasado.
Miro a un presidente que habla y habla pero no escucha. Miro a un presidente que habla rodeado de gente que le aplaude. Miro a un presidente de los 70’s, 80’s y 90’s en el 2014. Si bien no es un presidente que haga lo que se le de la gana de una manera tan sencilla como en el pasado si es un presidente que opera con un sistema obsoleto para resolver problemas que su mismo partido creo. Y es ahí donde veo la falla, ahí es donde veo el problema.
Escucho a este presidente que dice que son un nuevo PRI pero que no a hecho NADA para cambiar a su partido. Miro a un presidente que cree que en México la corrupción es cultural y no de sistema. Miro a un presidente al que yo no le e escuchado decir que su partido y su sistema crearon el México en el que hoy vivimos. Miro a un presidente que me dice ofrecer un nuevo panorama pero al que no le e escuchado ni un sola ocasión condenar las corruptelas de antaño y las actuales en su partido. Miro a un presidente que ejerce la justicia a conveniencia pero no con igualdad. Miro a un presidente que usa el poder de el estado como arma para lograr un objetivo y no como un instrumento de progreso que es lo que debería ser. Miro un presidente que me quiere hacer creer que el país ya es diferente, que se lo diga a los familiares de desaparecidos en diferentes partes de la república los cuales tienen que buscar los huesos de sus desaparecidos porque su gobierno les sirve para darles desesperanza por decir lo menos y no decir malas palabras. Que se lo diga a los padres que tienen que soportar la pobreza de su familia y la frustración de no poder proveer con lo necesario a los suyos, que no pueden soñar con un futuro mejor para sus hijos.
Miro a un presidente que se siente orgulloso de sus logros… no son logros, son deudas con la nación y no deberían de sentir orgullo debieran sentir vergüenza por tener a el país en la situación que esta y apuro por haber tardado tanto en hacer cambios que beneficien a el país y que se necesitaban desde décadas atrás. Miro a un presidente que cambio el diseño de la casa pero que dejo los mismos cimientos de corrupción, impunidad y falta de transparencia que han sido la maldición de este país a lo largo de su historia. Miro a un presidente que logro su objetivo, su nombre quedara escrito en la historia de este país, junto con los de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari lo cual no puede (o debiera) ser muy halagador para nadie. Miro a un país que una vez mas esta en las puertas de ser «diferente» con el mismo sistema corrupto de siempre, con las mismas leyes tramposas de siempre y con la misma clase política de siempre.

Espero de todo corazón que me equivoque. Espero que mi país de un giro y sea un país de progreso, de igualdad, de tolerancia, de justicia, los Mexicanos lo necesitamos.

¿En qué momento se jodió México? entrada original de Alejandro Rosas

La entrada a continuación fue publicada originalmente por el historiador Alejandro Rosas en su pagina de Tumblr este es un copy and paste, ve a la entrada original y leela ahí mismo, sigue a este magnifico historiador y aprende mas sobre la verdadera historia de tu país.

Texto de Alejandro Rosas.

Esta es la introducción que forma parte de mi ensayo para el libro “El México que nos duele” (Planeta, 2011), que escribí en coautoría con mi amigo Ricardo Cayuela.

¿En qué momento se jodió México?

«Durante los primeros meses a todo el mundo le parecía encantador el nuevo gobierno, pero toquen alguna cosa, pongan manos a la obra y se les maldecirá. Es la nada que no quiere ser destronada… la nada es una sustancia manejable, pero en este país, al contrario, se tropieza uno con ella a cada paso y es granito, es más poderosa que el espíritu humano y solamente Dios podría doblegarla. Fue menos difícil erigir las pirámides de Egipto que vencer la nada mexicana”.
Carlota de Bélgica
En 1969, Mario Vargas Llosa publicó su novela Conversación en la catedral e hizo célebre la pregunta “¿en qué momento se jodió el Perú?” Yo nací ese mismo año, cuando la Revolución Mexicana cumplía 59 años y el llamado milagro mexicano agonizaba sin remedio; sus estertores anunciaban el inicio de las crisis que terminaron por hundir al país en la desesperanza y en la frustración. ¿En qué momento se jodió México, si cuando yo nací ya estaba jodido?
Crecí mirando a mis papás ejercer su derecho al voto, a pesar de que, por entonces, valía poco o nada. Acudían religiosamente a las urnas, más como un acto de fe que como un ejercicio cívico; los dados siempre estaban cargados así que no había lugar para milagros. ¿Para qué votamos? Se preguntaba gran parte de la sociedad cuando solo había lugar para el mismo resultado: carro completo.
Me inculcaron el amor a una patria imaginaria que estaba por encima de lo que el sistema político había construido: una oprobiosa simulación de República. En esa patria imaginaria, la noche del grito era una entrañable reunión familiar, ajena por completo a la retórica patriotera o a los “gritos” de coyuntura como “¡Viva el tercer Mundo”! de Echeverría; la bandera tenía un significado profundo a pesar de haber sido expropiada para estampar sus colores en el logotipo del partido oficial que había dejado que la Patria se desmoronara en sus manos. Podía sentirme orgulloso de que la familia guardara un pasado revolucionario que no tenía relación con la revolución que había desvirtuado el propio sistema.
Mis abuelos fueron burócratas –un telegrafista y un ferrocarrilero-, hombres longevos que conocieron la efímera bonanza económica los años cincuenta y sesenta, pero que llegaron al final de sus vidas con ínfimas pensiones, devaluadas a cada minuto por las recurrentes crisis. Ambos se llevaron a la tumba lo que traían puesto y su conciencia tranquila tras haber sorteado el pantano de la corrupción en el servicio público. Como todos los mexicanos, durante el último cuarto del siglo XX, abuelos, padres e hijos aprendimos a sobrevivir a nuestros gobernantes, a los de antes y a los de ahora.
La construcción de esa Patria idílica en mi imaginario –inculcada en el seno familiar y permeada por la historia oficial, a la que nadie pudo escapar-, me llevó a convertirme en historiador por vocación, por pasión y por gusto. Comencé por la historia de bronce: creí en los héroes, enarbolé sus banderas con orgullo casi dogmático y detesté a los villanos, pero con el tiempo, cuando tuve acceso a las distintas interpretaciones construidas dentro del ámbito académico, los mitos se derrumbaron frente a mis ojos y no sin cierto desconsuelo pude confrontar la realidad mexicana con un pasado distinto al que nos habían contado y en el que nos habían adoctrinado.
Dicen que el historiador es un profeta del pasado. Desde los fastos de la historia planteo esta interpretación de nuestra realidad actual. Más allá de los lugares comunes o de los determinismos que sostenía la historia oficial para justificar nuestro comportamiento como sociedad, el conocimiento de la historia se convierte en un instrumento fundamental para encontrar los porqués de nuestro fracaso histórico e intentar definir los hacia dónde.
En las últimas cuatro décadas me ha tocado vivir esa historia ambivalente que oscila entre el autoritarismo de antes y la democracia de ahora; no hemos podido transitar hacia la construcción definitiva de una sociedad moderna porque continuamos arrastrando lastres de nuestro pasado inmediato.
Como ciudadano he sido testigo y protagonista de la transición democrática al más puro estilo mexicano: inconsistente, desordenada, a medias, pero que se sostiene, que busca echar raíces contra todo y contra todos y se levanta como una alternativa para construir un Estado viable, a pesar de la falta de miras y la mediocridad de los actores políticos de los últimos cuarenta años.
Aunque la memoria histórica suele ser corta –salvo para quienes compartimos la vida cotidiana con el pasado-, no hay lugar para añorar otros tiempos porque en ellos se construyó el entramado de corrupción e impunidad que hoy tiene paralizado al país; tampoco hay lugar para seguir construyendo un presente que no lleva hacia ningún lado. A través de la memoria histórica podemos reencontrar el camino y quizás, hasta recuperar el tiempo perdido. Lo único que no podemos permitirnos es olvidar.
Tenía 12 años cuando vi llorar al presidente López Portillo en cadena nacional y enjugarse sus lágrimas con el decreto de nacionalización de la banca; tenía 15, cuando escuché a Miguel de la Madrid declarar ante los medios, en septiembre de 1985, con una ciudad devastada como escenografía, que estábamos preparados para “atender la situación” y no necesitábamos ayuda externa; ¿Renovación moral de la sociedad? Tan solo una ironía.
Tenía 18 años cuando el sistema se cayó convenientemente para favorecer, una vez más, al candidato oficial del PRI; atravesaba los 21 cuando nos anunciaron que ya éramos del primer mundo; un país de primer mundo muy sui géneris donde había millones de pobres; tenía 23 cuando Salinas de Gortari reprivatizó la banca y en poco tiempo ya estaba en quiebra; tenía 25 cuando nos anunciaron que siempre no; que no éramos del primer mundo y debíamos darle la bienvenida a una nueva crisis y envidié la chamarra de cuero con piel de borrega que llevaba puesta el ex presidente Salinas de Gortari para iniciar su huelga de hambre, luego de haber empujado al hambre a millones de mexicanos.
A los 25 también desperté de una larga fantasía: la moneda mexicana no se llamaba peso, sino UDI. Rebasaba ya los treinta cuando sacamos al PRI de los Pinos sólo para construir una realidad alternativa, el paraíso de la inconsciencia llamado Foxilandia y ya instalado en los cuarenta me tocó ver el regreso del PRI a Los Pinos, luego de que durante 12 años, el PAN sólo calentó la silla presidencial. Hoy tengo 44 años y jamás me imaginé que el territorio nacional se convertiría en un cementerio con miles de tumbas sin nombre.
El país navega a la deriva, sin orden ni concierto. ¿En qué momento se jodió México?»